Mia conoció por primera vez a Cindy Agreda, jefa de cuidado familiar del programa CHI (significa, por sus siglas en inglés) —Iniciativa de sanación comunitaria —de Latino Network, poco después de pasar por los peores momentos de su vida.
El enero pasado, Mia estaba cocinando barbacoa en su casa en el noreste de Portland. Su hijo mayor, un boxeador atlético de 5'9” de estatura y jugador de fútbol americano, fué a la tienda de la esquina que se encontraba muy cerca de su casa.
"Normalmente, los hubiera llevado", dijo ella, refiriéndose al reciente aumento de violencia comunitaria en su vecindario. Esta vez, él y su novia pensaron que estarían bien.
Pero su hijo nunca llegó a la tienda de la esquina. Fue apuñalado fatalmente antes de llegar allí.
“Y es como si estuviéramos estancados en el tiempo. Han pasado ocho meses. Puedo verlo desde mi puerta delantera. Veo su vigilia ”, ella comparte.
Fue a raíz de esta crisis que Agreda entró en la vida de Mia, ofreciendo apoyo emocional, de salud mental y soporte financiero a través de la Iniciativa de Sanación Comunitaria patrocinada por el Condado de Multnomah. El programa trabaja para estabilizar a las familias que se encuentran en medio de un trauma profundo.
El hijo de Mia se había graduado recientemente de POIC + la secundaria Rosemary Anderson, donde había obtenido un promedio de puntuación de 3.8 y había recibido una beca académica de parte de Portland State University.
Él también tuvo sus problemas, dijo Mia. Recientemente pasó por un programa de rehabilitación. Pero salió adelante.
“Terminó siendo el chico que realizaba el conteo de personas por las noches en el centro de rehabilitación”, dijo ella.
La muerte de su hijo mayor dejó a Mia en desequilibrio. Como madre soltera, y luchando para llegar a fin de mes, su vida dio un giro repentino e inimaginable. Su hijo menor, ella dice, perdió mucho más que un hermano.
“Él era el hombre de la casa. Un mentor para su hermano menor. Era un hermano paternal para su hermano menor".
El dolor y la devastación que experimentan los padres con la pérdida de un hijo no puede ser expresado o calmado con palabras, dicen Agreda y Diana Trejo, quien aboga por los padres en la Iniciativa de Sanación Comunitaria de Latino Network. Sin embargo, este par hace todo lo posible para estar junto a los padres mientras atraviesan un dolor intenso y trabajan para aliviar cualquier carga que estos puedan experimentar.
Apoyar a las familias afectadas por la violencia a través de conexión
Agreda y Trejo son parte de la Iniciativa de Sanación comunitaria (CHI), la cual brinda apoyo comunitario, culturalmente apropiado, a jóvenes y familias afectadas por violencia. Es una asociación colaborativa centrada en la comunidad entre el Departamento de Justicia Comunitaria (DCJ) del Condado de Multnomah, Latino Network y el Centro de Industrialización de Oportunidades de Portland + la secundaria Rosemary Anderson.
El reciente aumento de violencia comunitaria ha llevado a la Junta de Comisionados del Condado de Multnomah a no solo expandir el programa CHI, sino también a lanzar un nuevo programa diseñado para varones latinos, jóvenes de 17 a 25 años, llamado “CHI Elevate”. CHI Elevate, trabaja para ayudar a hombres jóvenes de alto riesgo a obtener empleo, educación, tutoría y más.
Los programas apoyan a los jóvenes cuyas vidas pueden verse entrelazadas con el sistema legal penal. Los jóvenes pueden ser referidos al programa a través de la División de Servicios Juveniles del Condado de Multnomah.
También apoyan a padres como Mia, que son víctimas secundarias de la violencia comunitaria o violencia con armas de fuego. Ese apoyo puede llegar a ser una persona que escuche o un mentor para los otros hijos del hogar. Puede también significar ayuda para pagar servicios públicos e incluso ayuda para la compra de una casa.
“Esta madre [Mia] no ha tenido oportunidad de superar su pérdida por completo”, dijo Agreda. “Siempre existe algo: un recibo que pagar o un coche que se descompone. Su coche se averió hace dos semanas, así que encontramos formas de poder ayudarla".
Mia fue referida por primera vez a Latino Network por un consejero escolar de POIC + la secundaria Rosemary Anderson. Se conectó con Agreda y un mentor del programa CHI llamado Lincoln Ruiz. El programa ayudó a Mia a pagar necesidades como electricidad, servicio de Internet y otras necesidades básicas.
"Estaba tratando de pagar mis recibos y me ayudaron con el alquiler porque no estaba trabajando", dijo Mia.
Pero no se trata solo de los recibos, enfatiza Mia. El programa CHI también le ofreció terapia, apoyo personalizado y tutoría para su hijo menor.
“Ellos [CHI], pasan tiempo con mi hijo”, dijo Mia. “Lincoln es como un hermano mayor. Mi hijo lo busca porque él es así de bueno para conectarse con los niños.
”Ellos se conectan. Tienen una habilidad asombrosa para realmente conectarse con los niños. No sé qué haría sin ellos ".
El programa CHI ofrece talleres sobre salud mental, trastornos por uso de drogas, e información sobre el COVID-19 y vacunas, dijo Agreda. Cuenta con seminarios de motivación e incluso talleres para ayudar a los padres a obtener su licencia de conducir.
Algunos padres que se unen al programa solo hablan español. Incluso puede que haya algunas familias indocumentadas, dijo Agreda.
"Así que hay toda una capa adicional de cuestionamientos: 'Si obtengo estos servicios, ¿me afectará más tarde?', especialmente cuando el hijo se encuentra involucrado en el sistema judicial", dijo Agreda. "No saben cómo manejar esto".
Pero cuando los jóvenes son referidos por la División de Servicios Juveniles al programa CHI, se reúnen con Agreda, quien simplemente les pregunta sobre lo que necesitan.
“Yo pregunto sobre cuáles son sus necesidades inmediatas”, dijo Agreda. "¿Cómo les va con la alimentación, alquiler y pago de recibos?"
También se anima a los padres a conectarse y asistir a las reuniones grupales semanales, dirigidas por Trejo, para que sepan que no están solos.
Aquellos jóvenes y sus familias que están pasando por primera vez por el sistema de la corte de menores, también pueden reunirse con Trejo en la División de Servicios Juveniles en el noreste de Portland.
“Llegamos más o menos una hora antes”, dijo Trejo. "Hay un escritorio arriba. Annette, quien aboga por padres de POIC + la Secundaria Rosemary Anderson, casi siempre está allí también, les brindamos a los jóvenes y a sus padres un manual sobre qué esperar la primera vez que estén en la corte.
El manual, que está en inglés y español, también proporciona un glosario de términos legales comunes, consejos para presentarse en la corte y contactos importantes para los padres.
“Cuando la gente está en la corte y ven a personas que hablan el mismo idioma y pueden brindarles un poco de apoyo, se establece más confianza”, dijo Trejo.
El incremento de violencia comunitaria, combinado con tantas otras crisis, ha significado trastornos en demasiadas vidas. Pero frente a tanta crisis, el programa CHI trabaja para construir una comunidad.
“Tenemos padres que solo operan en modo de crisis”, dijo Agreda.
"Pero podemos brindarles apoyo".
Agreda dice que el programa CHI se ha vuelto muy eficiente en la comunicación con familias, ayudándoles a comprender, evaluar e incluso anticipar sus necesidades, ya sea referente a comida, falta de tiempo libre remunerado o el pago de alquiler. Es ahí cuando el programa puede intervenir y ayudar.
Encontrando formas de seguir adelante con esperanza
Para familiares y amigos, la pérdida de una vida es devastadora. Pero cuando alguien en duelo no tiene esperanza, el equipo tiene esperanza para ellos.
"Querían crear un jardín conmemorativo", dijo Mia. "No solo por mi hijo, sino por todos los jóvenes y adultos jóvenes que perdieron la vida por armas de fuego y violencia comunitaria".
Los jóvenes del programa CHI ayudaron a iniciar la construcción del jardín, ubicado detrás de Latino Network en el sureste de Portland, esparciendo grava y pintando elementos.
“Hicieron jardineras de flores y glorietas”, dijo Mia. “Plantaron fresas y lavanda”.
“Y es un lugar seguro para visitar. Es difícil encontrar un lugar seguro incluso para llorar. Es ese tipo de apoyo. Es el apoyo emocional y mental, lo mejor que ellos ofrecen".
Meses después de conocer a Agreda por primera vez, Mia todavía recibe apoyo del equipo, incluso cuando menos lo espera.
"Cuando estoy deprimida, puedo enviarles un mensaje de texto. Pasan por aquí, me ayudan con las compras si lo necesito. Ni siquiera se los pido.
Estamos buscando mudarnos. Nos ayudaron con las entrevistas de trabajo y con el hotel para las entrevistas, y no tenían que hacerlo".
El apoyo del programa CHI ha sido invaluable para ayudar a su familia, dijo Mia.
"Necesitas seguir adelante, ser fuerte y construir tu vida".